como solo ellas saben hacerlo. Después de un buen rato, los mosquitos consiguieron hacerme abandonar aquel bellísimo lugar.
A la mañana siguiente, no sin gran esfuerzo, el flamante Kenwood TS-570 con su antena de banda ancha Barker & Williamson estaba ya operativo. Con gran alegría por parte de nuestras compatriotas - alguna de ellas hacia años que no hablaba con sus familiares- realizamos varios QSO vía Madrid-radio, después con la Casa Grande (embajada) ya que se encontraban preocupados por nuestro viaje, las noticias que llegaban del norte del país no eran muy tranquilizadoras. A propósito de la antena Barker & Williamson, comentaros que; ha resultado ser la única que conocemos capaz de resonar desde 1,8 a 30 MHz.. Solo es un dipolo doblado de 30 metros de longitud al que lógicamente no se le puede pedir grandes prestaciones, pero tener en cuenta que la mayor parte de las comunicaciones se realizan fuera de las bandas de radioaficionados y aparte de las enormes log-periódicas, no existen antenas en el mercado de las características que necesitamos. Es ya todo un reto, el poder conseguir mástiles de altura superior a los 6 metros, los tejados son metálicos, las antenas directivas están rigurosamente prohibidas, las verticales tienen un ancho de banda muy pequeño, además de comportarse como auténticos pararrayos (hay que ver una tormenta en el ecuador para creerlo), el uso de acopladores tan solo enmascara el problema y utilizar lineales es inviable por su alto consumo, los conversores continua-alterna generan tal nivel de QRM que es imposible recibir nada., y sobre todo, debido a importantes motivos de seguridad es absolutamente necesario que los equipos y antenas pasen lo mas desapercibidos posible. Una emisora vale mucho mas que la vida de una persona, y todo elemento extraño a la vista , es un poderoso motivo para ser fruto del saqueo. Como podéis comprender en estas condiciones no es tan fácil como parece llegar en 20 metros a la península, sobre todo si el corresponsal vive en una zona urbana. El gran nivel de QRM que existe en cualquiera de nuestras ciudades, impide recibir cómodamente, pero tener en cuenta que el nuestro propósito principal son las comunicaciones internas. Por lo demás, allí, las señales procedentes de la península se reciben con generosidad... Quizás encontremos la solución este problema en las antenas de halo o en los acopladores externos a pie de antena. Esperamos encontrar alguna ayuda en ese sentido que nos permita dar con una antena eficaz, económica y discreta, casi nada ............
Ya por la tarde, recibimos la visita del oficial de policía local y su asistente para el control de extranjeros. A falta de fotocopiadora se dedico a dibujar mi pasaporte en un papel con todo lujo de detalles; con la foto no se atrevió, además carece de importancia; todos los "mondeles" somos iguales. Poco mas tarde llegaron unos misioneros congoleños, habían caminado más de 30 Km. con su vieja emisora a cuestas, para ver si se podía reparar, - en la selva las noticias a veces vuelan a veces sin necesidad de radio- , desgraciadamente poco se puede hacer cuando un equipo ha recibido el impacto directo de un rayo. Sentí mucho no poderles ayudar. Como muchas veces en África la sensación de impotencia es terrible. En esta ocasión se trataba de un equipo de radio pero en otras son vidas humanas que desaparecen ante nuestros ojos sin poder evitarlo.
De vuelta a Mbandaka.
El regreso; ahora contracorriente, nos llevo otras tres duras jornadas de navegación de sol a sol. Por fin, bien entrada la noche divisamos las luces de la orilla donde nos esperaba Sor María Paula Dos días mas tarde, después de efectuar los trabajos pendientes, retorne en su compañía a Kinshasa en un destartalado aparato de las Líneas Aéreas Congoleñas. María Paula, con su extraordinario sentido del humor, me había comentado que; esa compañía aérea era conocida entre ellos como la "Evangélica", debido a que nunca se sabe el día ni la hora del último vuelo. Ante la falta de pasajeros el piloto decidido volar primero a Gemena y a Kisangani después, es decir un vuelo de 8 horas, en vez de las 2 previstas. Afortunadamente nos sirvieron un espléndido almuerzo a bordo consistente en; un bocadillo de mortadela y fanta de naranja. Algo fallaba en el trasto aquel, tanto María Paula como yo - y supongo que el resto de los siete pasajeros- sufrimos en los días posteriores fuertes molestias en los oídos, al aterrizar el impacto contra el suelo fue tan fuerte, que las mascarillas de oxigeno saltaron de su alojamiento. Evidentemente, aquel no fue nuestro día ni, llego nuestra hora, pero creo que estuvimos cerca. Tres días después, volaba a Bilbao vía Bruselas y desde allí a mi domicilio en Vitoria. Había regresado de la prehistoria.